Expresión unánime de los amigos y conocidos al saber que Felipe había puesto una Librería de Viejo: ¡Ah, pues sabes que sí!: Te veo de librero; tienes cara de librero. Y tuvieron razón pues con la librería me ha ido mejor de lo que nunca pude imaginarme.
Para ponerla en marcha vendí mi pequeña biblioteca, lo que cabía en casa, unos mil quinientos libros. Los demás los fui vendiendo a libreros de viejo a medida que se modificaban mis intereses con el tiempo .
Fue la manera -ya que dinero no tenía- de arrancar la librería con un fondo interesante. Aquellos libros se vendieron muy bien. Confieso que venderlos no fue tan dramático como podría pensarse, aunque a veces añoro alguno. Pero quizá esas relecturas están mejor sin hacer, por si acaso.
Los libros me proporcionan el sustento, me honran con su trato y me abren puertas a los infinitos mundos que ignoro. Trabajar con libros es un enorme privilegio, aunque el ejercicio de la profesión deje poco tiempo para dedicárselo solo por placer.
Pero todavía en ciertos momentos solemnes me retiro en algunas obras cuyo brillo consume flamígero los cuidados de la vida y del negocio. Ciertos libros...
Felipe Martínez creó la Librería Anticuaria El Camino de Santiago, en León de España a partir de una intensa relación con los libros que venía de la niñez, cuando se quedaba la noche entera -a escondidas- leyendo novelas de Marcial Lafuente Estefanía, Salgari, Julio Verne y después la biblioteca entera del colegio donde estuvo.
Fueron los primeros peldaños de la escala libresca que ilumina la mayor parte de su biografía.
Desde entonces no he vuelto a formar biblioteca personal. Según la antigua tradición -hay referencias en El Quijote y en otros clásicos-, ocurre en cierto momento de la vida de algunos locos del libro, para su bien, que ellos les abandonen porque ya no les hacen falta ¿o quizá recobramos la cordura?
Mis libros desfilaron uno por uno, pero un "punto de locura" bibliófila se quedó conmigo. Hay clientes y amigos que se extrañan cuando les digo estas cosas, porque perciben que -como ellos-, aprecio lo bello y lo excelente y experimento la pasión que suscitan los libros en nosotros (el verdadero Cupido, el de la antigüedad, se representaba con garras afiladas).
Pero desde que soy librero y perito apenas leo las solapas de los libros, los prólogos y las obras de referencia, no queda apenas tiempo para más:
Busco libros raros, bellos y sabios, y los disfruto y estudio mientras están conmigo hasta que se venden, o cuando termino los encargos de tasación, momentos en que los libros marchan a manos de sus tenedores definitivos y yo comienzo nuevas búsquedas.
Hice el Camino en 1993 andando desde León hasta Compostela. Al regreso formamos un grupo de 6 personas que fundó la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León y pusimos en marcha el primer Albergue de Peregrinos que tuvo la ciudad en la época moderna en el Monasterio de monjas benedictinas “Santa María de Carvajal” de León o “carvajalas” como se las denomina popularmente, donde aún continúa establecido.
En el Camino me decidí a establecer un negocio de librería anticuaria y al momento de buscar un local comercial resultó que el más idóneo estaba justo en el el Camino de Santiago a su paso por la ciudad de León, el tramo que va de la Catedral a la Basílica de San Isidoro. De ahí el nombre que escogí para la librería: Librería Anticuaria El Camino de Santiago.
El nombre me convino tanto por la ubicación física de la tienda en el propio Camino como por las connotaciones tradicionales que tiene “El Camino de Santiago” en el más amplio, español, cristiano, europeo y occidental sentido tanto en el orden geográfico e histórico como en el aspecto cultural y el espiritual, con las que me identifico profundamente.
Además de ser una ruta que atraviesa Europa y el norte de España, “El Camino de Santiago” es también una Vía espiritual para la cual hacen falta muchos libros, y quizá por eso me convertí en librero y le di ese nombre a mi librería. El Campo de las Estrellas – Santiago de Compostela - dicen que no se alcanza sin libros aunque pueda llegar el día, si el peregrino no perece, o abandona, en que ya no le sean necesarios, o quizá sea que recobra la cordura como le pasó a Don Quijote después de que sus libros ardieran. Enigma para sí mismo y para los demás.
Éste enlace lleva a mi ponencia en el I Acta Internacional de Lengua Española que se celebró en San Millán de la Cogolla en 2006, titulado : EL COMERCIO EN INTERNET DEL LIBRO EN ESPAÑOL DEBILIDADES, AMENAZAS, FORTALEZAS Y OPORTUNIDADES.
Como puede verse ya entonces me interesaba por todo lo relacionado con el libro y con Internet.
De hecho, aparte de crear varias webs propias proyecté y desarrollé dos portales de librería anticuaria financiados por el Ministerio de Cultura, Diputación de Valladolid y varios ayuntamientos (librohispano.com y librerosdeviejo.com), donde estuvieron registradas más de 200 librerías españolas y extranjeras con 2.500.000 de libros a la venta. El objetivo era hacerle frente al control del mercado del libro hispano desde el mundo anglosajón. Desgraciadamente, comenzó la crisis económica y cesaron las ayudas públicas con lo que no quedó más remedio que abandonar el proyecto pues se basaba en la gratuidad total para los libreros y compradores. No pudo ser.